“Conocer sobre la educación sexual, te permite hablar con seguridad y brindar información clara sobre este tema, a otras personas que lo necesitan”
Ana Rodríguez, es una salvadoreña quien por más de 30 años ha dedicado su vida a la docencia en escuelas públicas de su país y comenta… “en cuanto al tema de la educación en sexualidad, la primera profesión que adquirí es la de ser madre y después la de maestra, porque hasta que ya tenía tres hijos es que comencé a estudiar el profesorado”. Y es que Ana recuerda que en su infancia recibió muy poca o limitada información sobre sexualidad por parte de su familia, porque hablar sobre ese tema era un tabú… “en nuestra casa no se mencionaba eso, porque hablar de sexo, era algo sucio, estaba prohibido”.
Según comenta, a ella le hubiera gustado que sus padres fueran más abiertos al hablar sobre sexualidad, que comprendieran que es algo “normal” o “natural” en la vida de las personas. Sin embargo, reconoce que la visión de vida que se tenía en esa época era muy diferente a la que existe actualmente, ya que ahora las personas tienen más información y pueden expresar sus emociones y sentimientos con más libertad. Así mismo, considera que es muy importante que haya un equilibrio en la enseñanza sobre sexualidad, que la información que se brinde sea acorde a la edad.
Ana recuerda que, en la escuela, cuando cursada 5º grado, le hablaron sobre los órganos sexuales, dice que este tema se tomaba con “picardía” “cuando uno por ejemplo veía un dibujo de niño o niña desnuda, todos los estudiantes se reían”. En ese tiempo era raro escuchar a las personas decir el nombre verdadero de los órganos sexuales, ya que se tenía la idea que era algo “prohibido” o una “mala palabra” e incluso ella “ni sabía cómo se llamaban”.
Otra experiencia que comparte es cuando le vino su primera menstruación… “me asusté mucho, yo decía que a saber qué me había pasado y pensé que era una enfermedad la que tenía”. Ana piensa que esta situación ocurrió porque a las niñas era “raro” que se les hablara sobre el tema, por lo cual, es necesario explicar a las niñas y también a los niños sobre estos cambios en su cuerpo. Recuerda que en esa época no había apertura para hablar sobre muchos temas.
También recuerda que, en su adolescencia y juventud, escuchaba decir que la mujer debía llegar virgen al matrimonio y si esto no se cumplía, generaba una gran polémica… “el hecho de que en un momento determinado una sintiera deseos (tener relaciones sexuales) se sentía bien pecaminosa”, “yo viví ese aspecto porque mi familia era demasiado cercana a la iglesia”.
Al llegar a la universidad, recuerda haber recibido algunos talleres sobre el tema de sexualidad, que le ayudaron mucho, pero estos no eran de forma amplia, ni parte de la formación en su carrera. También dice que “entre los grupos de amigos el tema de sexualidad no se hablaba mucho”, “solo cuando ya se comenzaba a tener novio, ya que, el tema se asociaba más a cuidarse de las ITS (infecciones de transmisión sexual) y del embarazo”.
Recuerda que, en cierta ocasión, en el lugar donde trabajada, recibió algunas charlas sobre sexualidad, pero de forma “bien general” y que ha tenido la oportunidad de escuchar a estudiantes hablar un poco sobre el tema cuando brindan charlas “como parte de alguna tarea en las materias o trabajo que les toca hacer”.
También comenta que ha recibido una capacitación sobre sexualidad por parte de ADS/Pro-Familia El Salvador, la cual le ha ayudado mucho tanto en su trabajo como maestra, así como en su casa. “Antes pensaba que Pro-Familia solo era métodos anticonceptivos, pero ahora que he recibido esta capacitación, comprendo que son una institución, que también brinda otro tipo de servicios”. También ha escuchado que tienen servicio de atención a personas que sufren violencia de género y que existe una línea telefónica que brinda información y orientación sobre este tema. Expresa que… “a las mujeres a veces nos enseñan una ilusión y cómo debemos interactuar, por ejemplo: por ser una mujer casada por la iglesia, la mujer tiene que hacer lo que su marido dice y quiere” aunque esto te dañe y no debe ser así porque cuando se conoce qué es la violencia de género y cómo inicia, permite identificar qué cosas son maltrato y buscar ayuda a tiempo.
Ana lamenta que… “muy pocos compañeros (maestras y maestros) han recibido capacitaciones relacionadas a la educación sexual”. Considera que todos deberían capacitarse, porque el hecho de que sean adultos no significa que se tenga madurez en ese tema, también explica que “vivir en una sociedad machista” ocasiona que las mujeres y los hombres tengan diferentes enfoques a la hora de orientar o brindar información, siendo o no, educadores.
Además, opina que la forma en que las personas sienten y expresan su sexualidad, depende de muchos factores que han marcado su vida… “nosotros ahora somos el producto de toda una historia de nuestra vida”, “por esta razón, es importante que se reciba educación en sexualidad, para poder reflexionar y expresarse con mayor conocimiento y seguridad”; y reconoce que es un proceso que cada persona vive para desaprender y tomar aquello que le sirve.
Lamenta, que el enfoque de enseñanza que se brinda hoy en día sobre este tema, va más referido solo al sexo y la reproducción, dejando a un lado los otros componentes de la sexualidad humana. Expresa que… “por lo general, si son niños pequeños pues es raro que se les hable sobre este tema, sino que, más en la adolescencia y la adultez”.
Explica que su experiencia como educadora ha sido más que todo con niños y niñas, sin embargo, considera que incluso en esa edad puede haber comportamientos que podrían indicar o generar sospecha de posibles casos de abuso y que se debe estar alerta y apoyarse con otra institución para que puedan investigar y proteger a los niños y niñas. Por eso es importante comprender mucho sobre la sexualidad.
Otra de las experiencias que comparte es… “un joven se me acercó y me comentó que estaba siendo acosado por una estudiante, la cual insistía en tener relaciones sexuales con él, a pesar que la evitaba, no sabía cómo enfrentar esta situación”. Ana expresa que sentía la responsabilidad de ayudarle por la confianza que el joven depositó en ella... “traté de brindarle un consejo certero, no solo decirle cuídate y protégete para prevenir una ITS o embarazo” sino tratar de explicarle que no pensara que por ser hombre tenía que aprovecharse de la situación. Ella dice que… “a veces los jóvenes solo necesitan que los escuchen o que les brinden otro punto de vista sobre el tema”, en ese momento quise saber más cómo actuar. Comenta que “si hubiera sido en esta época, le hubiera consultado a alguien de ADS/Pro-Familia y allí hubiéramos visto cómo ayudarle”.
Ana menciona que cuando los jóvenes tienen dudas buscan información en internet, pero no toda la información que está allí es correcta, por lo cual considera importante que existan profesionales capacitados para brindar educación integral en sexualidad. También considera importante que en la formación docente se incluya una asignatura sobre Educación integral en sexualidad. Opina que el abordaje de este tema debe ser tanto grupal como individual “ya que algunas dudas o preguntas son difíciles de abordar en forma grupal”.
Además, explica que “algunos padres de familia se enojan cuando se les habla a sus hijos e hijas sobre las partes del cuerpo” por lo que es importante que comprendan que la educación sexual, no solo se trata de sexo o relaciones sexuales, con lo cual, tendrán un enfoque más claro sobre el tema.
Ana reconoce que… “conocer sobre la educación sexual, te permite hablar con seguridad y brindar información clara sobre este tema, a otras personas que lo necesitan” por lo que en todas las etapas de la vida es importante tener una educación adecuada sobre la sexualidad.